lunes, 16 de junio de 2014

ESE AMIGO DEL ALMA (los verdaderos amigos no se olvidan)

No lo conocía. Desde antes no lo conocía, porque jamás lo había cruzado siquiera por la calle. Pero fue un día, cuando empecé a trabajar en la municipalidad, que lo vi: parado en un rincón, había llegado veinte minutos antes de la hora de ingreso. Anteojos de lentes amarronados, fumando un cigarrillo, escuchando atentamente a los compañeros que llegaban y charlaban sobre temas cotidianos. Cada tanto esbozaba una sonrisa cuando alguien e dirigía una palabra y se ponía serio cuando lo usaban como objeto de alguna broma.
Me llamó la atención su mirada inquisidora, escondida detrás de esos anteojos. Ojos chiquitos, nariz respingada, de contextura delgada y una calvicie avanzada, con un aire de intelectual,de  un hablar pausado y con una risa contagiosa cuando sucedía. Fue en una de las designaciones laborales, cuando me tocó trabajar en un sector junto a él. Supe que le decían "el vasco" y que hacía honor a su apodo a la hora de defender una idea o postura. Evidentemente fue así, que con el paso del tiempo me di cuenta la razón de ese mote. 
Decía conocerme, cuando yo ni lo había visto. Poco a poco se fue enlazando un tipo de amistad que no se explicar, porque muchas veces intento preguntarme cuando fue, que me hice amigo del Vasco. Su nombre era Jorge Harreguy. Hombre cincuentón, y de carácter férreo aunque en mi visión opuesta gracioso. Coincindimos en el pensamiento de la lucha obrera, y hasta fuimos miembros de la comisión de A.T.E.M. (Asociación de Trabajadores Municipales de Canals y zona) en su intento de formación allá por el 2000 y que fuera una experiencia con sabor a fracaso por lo negativo de la gestión donde me alejé por diferencias con la conducción, aunque él siguió afiliado y luchando, típico de su personalidad.
Decidí no meterme mas en el gremio, y fui testigo de su acefalía en 2003. Fue en 2005, ante la crisis económica y política del 2001 (los sueldo no se habían movido desde 1994) cuando surgía el deseo de muchos compañeros por reflotar el gremio. Mi padre, fue uno de los dirigentes que dio origen a ATEM, y tal vez eso hizo pensar que yo podía ser el próximo conductor, aunque no estaba en mi ánimo. 
Una fría noche de invierno, alguien golpeó mi puerta . Al abrir la puerta, lo vi: abrigado, casi tiritando por la baja temperatura. Tras hacerlo pasar, charlamos de todo un poco,mate de por medio, hasta que finalmente confesó el motivo de su visita:
- Tenemos que armar el sindicato, Sergio. Esto ya no da para mas. No sólo el tema de la plata, sino por los abusos que hay en el corralón.
Como yo era personal de recolección de residuos (sección que es prácticamente aislada del resto) no estaba enterado de nada. Si bien lo económico era cierto, lo otro era desconocido para mi. Ante tanta insistencia (me visitó unas quince veces en un mes) decidí intentar complacer su iniciativa. Tras cumplir procedimientos legales (que son muy largos para detallar) finalente en Marzo de 2006 llevamos a cabo el acto electoral y alcancé la secretaría general de A.T.E.M. donde me desempeñé cuatro años al frente de la conducción.  El vasco sonreía y me abrazaba el día de la asunción y empezamos a construir el proyecto para cumplir dos objetivos primordiales: lograr mil quinientos pesos para la categoría uno (en ese momento era de trescientos cincuenta y seis pesos), y la aprobación de un proyecto de escalafón, necesario para obtener el reconocimiento de adicionales y mejoramiento en la carrera municipal.
Era normal vernos todos los dias desde las seis de la tarde hasta las siete y media esperando consultas de compañeros y leyendo sobre el Estatuto. Discutíamos cada rumor,  y era para alquilar balcones cuando las discusiones eran subidas de tono mano a mano, y todo terminaba con total tranquilidad. A veces lo hacía enojar sólo para después decirle que era una broma, y terminaba riéndose conmigo. En cierta ocasión, me llama a la madrugada: "sergio, creo que me mandé una macana..ayudame". Estaba designado de sereno en lo que sería la guardería municipal, a tres cuadras de mi casa, así que no dude y salí corriendo a ver qué pasaba.
Cansado de exigir condiciones humanas para su espacio de trabajo (no tenía luz y en invierno no había estufa, y el portón no cerraba bien) telefónicamente había discutido con el Intendente (Fernando Wingerter) al que le recordaba una vez mas su petición, y creyendo haber cortado el llamado había largado un insulto (te podés ir a ....) que obviamente despertó preocupación. Al otro día, nos encontramos en el municipio. Como nene que se portó mal, tuve que pedir las correspondientes disculpas al jefe, y luego le tocó disculparse él, al tiempo en que se logró acceder a los pedidos del vasco y todo quedó solucionado.
Fue uno de los tantos días que volvíamos juntos del sindicato, cuando me clavó un puñal que me impactó terriblemente: "Sergio, me hice los estudios que me habían pedido...tengo cáncer...pero la voy a pelear hasta donde pueda."
Vaya si peleó. aún cuando desde el gobierno cumplieron con los recursos económicos ajustados a ley (le proveían dinero a cuenta de sueldos que cada vez se veían mas afectados por su ausencia en el trabajo) tuvo que acudir a un medio radial donde lograron ayuda económica gracias al aporte solidario de Canals que no lo dejó sólo. La venía luchando bien el vasco. En poco tiempo, se había transformado en una especie de ángel de la guarda, porque me aconsejaba y a su vez yo servía de descarga para los problemas familiares que acarreaba. Nos habíamos vuelto confidentes, hermanos en la lucha por compañeros que jamás le agradecieron su esfuerzo y entrega. por aquellos que se rieron de él, sin saber que fue un gran tipo, con un alma transparente y con los defectos de todo ser humano.
Fue en un día de agosto de 2009, cuando suena mi teléfono y al escuchar a su hijo mayor, sentí el mundo abrirse a mi pies. El vacío total y la inmensa pregunta:¿porqué? él...que era un guerrero, que tenía mucho por dar, que las tenía bien puestas para enfrentar a quien fuera...se fue. 
"Sergio...mi papá murió".Esas palabras, en este momento en que escribo, arrancan lágrimas de mis ojos, y desgarran mi corazón.Me senté en la vereda de casa y lloré desconsoladamente. Quien me viera hubiese pensado que había muerto un familiar. Mi amigo, el vasco, me había dejado solo en esta lucha a la que me empujó y con la cual logramos el objetivo. Al final de mi gestión, agotado, sin el respaldo de mi ángel, elevé mi mirada al cielo y sólo atiné a decir...listo vasco, ya cumplimos: el básico era de mil cuatrocientos setenta y cinco pesos en la categoría uno...y el escalafón de proyecto pasó a ser realidad, gracias al Consejo Deliberante que lo aprobó, y donde con el vasco nos dimos un abrazo tan grande, que hoy sonrío al recordarlo...ese amigo del alma, se fue para muchos, para mi siempre estará. Cuando la nueva conducción gremial de ATEM terminó la oficina, pedí que llevara su nombre, en honor a su esfuerzo y su lucha. Gracias debo darles, porque finalmente el edificio del gremio, tiene una placa donde reza su nombre, desde donde siempre luchará junto a nosotros...
Mi amigo, EL VASCO, compañero que en mi corazón siempre estará...

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