viernes, 27 de junio de 2014

EL ESFUERZO DE TODO PADRE.

¿Que padre no haría el esfuerzo por el crecimiento de sus hijos?¿quien no pondría lo mejor de si por verlos desarrollarse en plenitud sin que les falte nada y alcancen sus sueños? 
Esas preguntas quedan a criterio del lector, porque viendo la realidad actual, y analizando situaciones que de forma particular son personales (hablo de padres que se alejan de sus hijos olvidándose esa relación de sangre,arrojándolos al olvido y la buena de Dios) no todos pueden coincidir con esta publicación.
Cada individuo, posee en su estructura psíquica un nivel de sensibilidad emocional que le permite diferenciar sentimientos y afectos en diversos grados. Pero el ritmo al que se mueve el mundo, y una sociedad cada vez mas autómata y consumista, preocupada por el  crecimiento materialista, ya tiene escaso tiempo para establecer y fortalecer vínculos que permitan una comunicación sincera y clara con la familia. Es así, que todo se vuelve frágil, y como dijera Sigmund Bauman, la sociedad posee una sensación de "Amores líquidos", haciendo alusión al débil sentimiento de amor que existe y vuelve al hombre cada vez mas insensible.
Tampoco es cuestión de hacer héroes a quienes cumplen con la obligación natural de ser padres, sino es simplemente valorar la actitud responsable de cumplir con ese mandato que por  Derecho divino el supremo ha otorgado.
Es en este punto donde vuelvo a la pregunta inicial, y donde debe establecerse diferencias en cuanto al grado de sacrificio por un hijo. Lo material, si no es algo vital y obligatorio, no debe primar por encima de lo social: la formación moral e intelectual ante todo,porque de esa formación dependerá su inserción en el mercado laboral y en la convivencia con sus pares.
Es aquí, donde surgen las necesidades de dar todo por ellos. En mi caso personal, siendo un simple recolector de residuos, debí dedicar tiempo para estudiar y lograr el título secundario que hasta ese momento surgiría como la necesidad de realzar mi carrera administrativa. Pero, mi hija, que ha demostrado preocupación por el estudio, (de hecho, sólo posee amistades selectas y no son muchas, rara vez sale y todo el tiempo se la ve inmersa en libros y completando trabajos del colegio)  ha manifestado su deseo de ser profesional en el ámbito de la medicina, aunque no tiene orientación específica. Tras su deseo, y en pos de cumplir su sueño, me aboqué a estudiar y alcanzar el título de profesor de historia, con el fin de lograr ingresos para su desafío, ya que con el sueldo de municipal solamente no alcanzaría.
En este blog, anteriormente he denunciado el "manoseo de la educación en Canals" y es precisamente esta política local lo que ha conspirado contra mi intento de ayudar a mi hija a lograr un futuro promisorio. Aún así, como padre,es mi deber agotar los esfuerzos y es por ello que no pierdo las esperanzas de ejercer,aunque sea fuera de mi pueblo. 
He puesto lo mejor de mi, para obtener la posibilidad de un status mejor en mi pueblo, pero al igual que otros tantos, deberé marchar forzado tal vez por el accionar mezquino de unos pocos que dominan al pueblo que manso como un cordero se somete a sus caprichos.
Vuelvo a manifestar que la lucha de un padre, no debe jamás remitirse a lo material si no es por las necesidades básicas, sino por la formación intelectual y moral de la sociedad a la que aspiramos. Tal vez Canals no me permita brindarle el sueño de una carrera y un título profesional para mi hija, pero eso no impide que cada noche me toma cinco minutos para preguntarle lo que hicieron durante el día, escuchar los mensajes que traen "de la calle" y analizarlos tomándolos como ejemplo de lo que está bien y está mal.
Cada padre actúa en función de los hijos que quiere, y bajo el sueño d una sociedad que anhela. Lejos se debe estar de justificar lo que hacen si está mal, y menos darles el ejemplo de lo que no queremos para ellos. Un padre que agrede a un docente, insulta a un vecino, rompe reglas de convivencia o no respeta las leyes y justifica todo con la soberbia de que tiene la razón, es nefasto para el futuro y destino de su hijo, quien por continuar con su enseñanza sólo sufrirá el rigor de la ley.
Por mis hijos todo, desde los límites a respetar, hasta el sacrificio y lucha por lo que queremos y por quienes queremos. 
Canals me verá tal vez partir y con esa sensación amarga del fracaso de no ejercer lo que estudié (aun pidiendo prestado para pagar las cuotas y poder rendir cada examen), pero no impedirán que mi hija cumpla su sueño...

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