En la mañana del 5 de mayo de 2014, nuevamente el despertar nos dejó el amargo sabor de la injusticia manifiesta en cuanto al retroceso de la sociedad de Canals.
El daño que sufrido por parte de las lámpara de sistema LED que se hallaban en período de prueba hasta su negociación para ser adquiridas definitivamente,demuestran una vez mas que el esfuerzo que las instituciones hacen por el progreso,una vez mas resulta inútil ante la presencia de vándalos que destruyen lo que significaría un avance en la comunidad.
Y debe necesariamente ponerse en la balanza la realidad que nos toca vivir: o avanzamos y vivimos pagando el costo de la destrucción de todo, o nos dejamos vencer por cierta gente que disfruta destrozando la cosa pública y nos sumerge en la dejadez de un pueblo que no encuentra respuestas a este tipo de situaciones que una y otra vez lastiman la idea de crecer como pueblo.
Y resulta difícil la elección, porque el momento económico en que nos hallamos, empuja mas hacia el estancamiento que al crecimiento. Los vándalos que destruyen con total impunidad en la oscuridad de la noche, no hacen otra cosa mas que hundir a las instituciones en el pensamiento del "para qué" invertir y producir gastos en algo que el mismo pueblo no valora, cuestiona o elabora juicios por el acto de progreso que se quiera realizar, sin mínimamente tener una cuota de análisis serio a la hora de la crítica.
Es lastimosamente común, ver elementos de la vía pública destruidos o deteriorados por el sólo hecho de ser "heroicamente transgresores" cuando lo único que se transgrede es la ley y eso sólo conduce a un acto de incivilización. Se confunde hoy en día la idea de revolucionarios con el concepto de delincuencia. Muchos de estos ciudadanos actúan creyendo que desafiando al poder público están cumpliendo con la satisfacción de unos pocos que celebran la inoperancia de los entes de control.
Pero también cabe señalar que, dentro del pensamiento de lo correcto, la complicidad de una sociedad que se ampara en las crisis vividas para no poder inculcar las buenas costumbres en sus hijos, los que hoy,destruyen y destruyen el progreso de su lugar de residencia. Es cuestión de poner en la balanza, cuánta responsabilidad cabe por parte de cada lado: las instituciones que no poseen la capacidad logística de control ante una sociedad que responde de forma destructivo ante sus proyectos, o por el contrario, una sociedad que en el afán de poner a prueba el poder, desafía al mismo poniéndolo a prueba con este tipo de acciones que solo terminan con una solo resultado para ambas posiciones: un pueblo que avanza a paso de tortuga y que mira para otro lado para no castigar por el interés político de un voto.
Es triste, lamentable, que,reconociéndonos hijos del rigor, sea el rigor mismo el que brille por ausencia.
Vandalismo y progreso, una lucha que hasta el momento, lo negativo nos va ganando...y todos tenemos la culpa de eso.
1 comentario:
Me parece barbara la nota; pero por favor elimina esos fuegos artificiales que son tremendamente molestos a la hora de leer... casi no dejaron concentrarme!
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