Últimamente y como históricamente sucede,los aires electorales traen inauguraciones, actos de celebración por promesas cumplidas desde el sector de poder político hacia el pueblo que lo acompaña o le exige su capacidad para generar progreso.
Ahora bien, pongámonos en el lugar del político. Persona común que inicia su carrera a través de alguien que lo cree capaz de ser líder y que una vez elegido por un determinado grupo de personas, recibe un poder que en algunos casos (o casi siempre) transforma su personalidad,y lo cambia a tal punto, que le genera una adicción. Quiere mantenerse en ese lugar y hace lo imposible para lograrlo (algunos pocos actúan con sensibilidad social) invirtiendo parte de su capital para comprar voluntades, cuando son las acciones las que deberían convencer al elector.
Es en los momentos previos a un proceso electoral, donde se ve claramente la necesidad de sumar adeptos: aparecen obras de todo tipo, acompañadas de discursos bonitos, cargados de esperanzas que nunca acaban y que perduran a través del tiempo, y a algunos ya ni esperanzas les quedan, porque se las robaron con mentiras o falacias.
Desde el otro lado está el pueblo. Gente que desconoce el poder que tiene en sus manos a la hora de elegir y que carece de memoria en muchos aspectos.Elige a su representante, confiando en la capacidad de éste para mejorar la calidad de vida del común de la sociedad. Es un engranaje
importante dentro de la comunidad y se menosprecia a la hora de ser "comprado" en una elección. Cree que le ha arrancado algo al político cuando acepta una dádiva o una limosna de la forma en que sea. No se da cuenta que es el sector político el que le genera la necesidad. Es el poder quien con sus decisiones, lo ha situado en una posición sin escapatoria mas que la de aceptar lo que le ofrecen. Obviamente, no es el general de la sociedad, pero es la mayoría, que una y otra vez repite el mismo procedimiento, llevando el contexto social a una era de crisis ideológica.
La realidad actual, demuestra la falta de respeto de una y otra parte. Desde un político que cumple fuera de los tiempos prometidos una obra, (Canals tendrá al fin el gas que desde hace mas de 20 años diferentes políticos lo usaron como caballito de batalla ante cada acto electoral) hasta el pueblo que lo insulta o se mofa de su incapacidad dirigencial. Sobre eso, los hechos: las palabras surgen de la boca con opuesta facilidad a como hacen realidad sus dichos. En síntesis, deberían dejar de prometer y trabajar en silencio. Al pueblo deben sorprenderlo
con realidades y no adornarlo con fantasías, pues el resultado no será progreso ni evolución sino todo lo contrario.
La oposición debe cumplir su rol, dentro de los parámetros lógicos. Cierto es que no puede lograrse progreso a las patadas, pero tampoco sirve ser obsecuente ante la incapacidad de quien está en el poder. Deben proponerse ideas, porque la crítica por sí misma no construye. Ahora bien,
si desde ambos lados no se escucha, no se aceptan las diferencias, no se actúa con el pueblo como objetivo, y en cambio se busca grabar el nombre en una placa por el hecho de decir "esto lo hice yo", el resultado no será positivo para el común de la sociedad.
Lamentablemente en la actualidad, uno mira desde el punto neutral. Intenta comprender hacia donde se va con la dirigencia que nos gobierna, y sólo surge una sensación de tristeza, mezclada con impotencia y con dosis de rabia.
Tristeza porque el desorden institucional es cada vez mas acentuado. Se recurre al patoterismo y el agravio en algunos casos, y lo mas vergonzoso es que desde los sectores de poder no se controle el temperamento, atacando a quienes les exigen que cumplan con las funciones para las que
fueron elegidos.Eso es una señal de lo mal que estamos.
Impotencia, porque muchos parecen estar desconformes con lo que se hace, pero muy pocos proponen ideas o reaccionan de forma coherente ante el momento socio-político que se vive. Otros tantos prefieren mirar para otro lado, pensando que todo les da igual, sin darse cuenta que también
forman parte de esta debacle.
Rabia, porque no abrimos los ojos al progreso. El día que eso ocurra,seremos merecedores de un pueblo pujante y recuperaremos el sentido de una sociedad democrática con líderes que realmente lleven al progreso que hoy tanto añoramos y que tan solo lo vemos en las palabras. Se sueña y
divaga mucho, se cumple y realiza muy poco.
No hay respeto. No hay decoro a la hora de actuar como persona de bien y somos un desastre por elección. No se le puede echar la culpa al gobernante, cuando nosotros lo elegimos para que esté ahí. No podemos exigir progreso cuando sabemos que no tiene la capacidad para hacerlo. Somos los primeros y únicos responsables de lo que sucede.
Reza un dicho: "cada uno es artífice de su propio destino", y si hoy no crecemos, es por miedo. Miedo a no creer que las cosas pueden cambiar.
Miedo a creer que cada uno de nosotros tiene el poder para elegir con dignidad,desechando las limosnas que nos ofrecen.
SI ALGÚN DÍA ABRIMOS LOS OJOS, EL CORAZÓN Y LA MENTE, Y ELEGIMOS POR CAPACIDAD SIN ACEPTAR SER COMPRADOS, AHÍ MADURAREMOS COMO PUEBLO...
¿SUCEDERÁ?
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